Concebimos a la enfermedad como un programa creado por la Naturaleza, que surge de la interacción de todos los seres vivos y que tiene un claro sentido biológico, cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia.

Concebimos a la enfermedad como un programa creado por la Naturaleza, que surge de la interacción de todos los seres vivos y que tiene un claro sentido biológico, cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia.

En este concepto, para responder a la frase ¿Qué es la enfermedad? debemos separar tres partes:

1) Es un programa creado por la Naturaleza: la enfermedad de ninguna manera es algo casual o un error. La Naturaleza nunca se equivoca. Las manifestaciones físicas y mentales, han sido creadas en el curso de la evolución e inscriptas en el cerebro para ser usadas ante situaciones especiales. Muchas de ellas han sido muy útiles en determinados períodos de la evolución de los seres vivos y se reactivan solamente cuando existe un conflicto biológico.

2) Surge de la interacción de todos los seres vivos: la vida es una sola. Se manifiesta en el ser humano y en los demás animales; en los árboles y en el cosmos; en todo aquello que Dios ha creado para que exista. Cuando entendemos esto, comenzamos a advertir que la posición egocéntrica del ser humano es una de las principales causas de la enfermedad. La experimentación con animales, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, además de ser una deshonra que pesa sobre toda la humanidad, manifiesta un absoluto desconocimiento de las Leyes que la naturaleza ha impuesto y que son transgredidas continuamente por el gran predador del planeta: el hombre.

3) Tiene un claro sentido biológico cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia: es necesario repetir que la Naturaleza nunca comete errores. Todo lo que hace, tiene sentido. Aunque aún no lo entendamos o aunque ese sentido nos parezca contrario a nuestra lógica humana. La enfermedad surge en el ser vivo, cuando su supervivencia se ve amenazada y se crea una situación que hace imposible una solución  a esa amenaza.

Los tres operadores fundamentales.

Antes de profundizar en estos conceptos, debemos conocer tres operadores que nos permitirán un mejor acercamiento.

El primero de ellos, es el que vamos a llamar Ley biológica y que se expresa de la siguiente manera: «Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a su fuente y se descarga allí».

Las células son fuente de tensión permanente desde la formación del huevo fecundado. Embriológicamente, la única forma que tiene la célula de descargar esa tensión, es la diferenciación, es decir su crecimiento y especialización en las distintas funciones de cada tejido y órgano. Cualquier obstáculo a ello, genera aumento en la tensión de la célula que imposibilitada en diferenciarse, seguirá creciendo indiferenciadamente; es decir, se mantendrá primitiva y sin especialización.

Cuando se supera la etapa embriológica, la tensión celular que no se descargue, tendrá otra salida, cual es la descarga psíquica. Si ella viese obstaculizada su función, el mecanismo embriológico se reactiva y solo es posible la descarga somática (el crecimiento indiferenciado).

El segundo operador que proponemos es una Ley psicológica, que se expresa así: «Todo ser vivo está obligado a buscar incesantemente, sin conseguirlo plenamente, lo que desea ser y a la vez está condenado a vivir constantemente lo que rechaza ser».

Podemos decir que esta ley está emparentada con la anterior, ya que todo lo que se rechaza (lo que no se descarga) obliga a la célula a actuar ese rechazo.

La enfermedad, según esta segunda ley, seria un intento dramático de rescatar del olvido las contradicciones fundamentales del ser humano y ponerlas a su consideración.

El tercer operador para abordar la enfermedad, es la llamada Ley Férrea del cancer o primera ley de la Nueva Medicina. Ella se expresa así: «Toda enfermedad es producida por un conflicto biológico». Aquí hay tres criterios a considerar:

Primer criterio: toda enfermedad es producida por un DHS, es decir un suceso sorpresivo, subjetivamente dramático y vivido en soledad. Este DHS o hecho desencadenante es el que va a activar los programas cerebrales de enfermedad El hecho en si, no produce la enfermedad, sino que es capaz de activar traumas irrepresentables que permanecen inconcientes para el sujeto. Son estos traumas o significantes pre-verbales los que si pueden actuar sobre las células cuya lógica de la realidad comparten.

En el segundo criterio, Hamer dice: «en el momento del DHS se instala sincrónicamente una alteración celular en un órgano y una modificación cerebral que puede observarse a través de una TAC cerebral». El suceso (DHS) que no puede ser verbalizado, activa fenotipos latentes cuyo sentido es superar un obstáculo a la supervivencia.

El conflicto biológico.

La insatisfacción de una necesidad biológica, cuyo sentido se traslada a las conductas humanas, es lo que llamamos conflicto biológico.

Las necesidades biológicas fundamentales ,es decir lo que la Naturaleza la exige a los seres vivos que aprendan a superar en el curso de la evolución, son cinco: Nutrición, Reproducción, Defensa, Sostén y Comunicación.

Tomemos una de ellas para entender el concepto de conflicto biológico. La necesidad de nutrirse implica detectar a la presa (verla, olerla, oírla) y luego cazarla. Una vez muerta, tragarla, digerirla y eliminarla (luego de aprovechar sus nutrientes). Cuando hay un obstáculo a algunos de estos pasos y ello amenaza la supervivencia del animal, se activa un programa de supervivencia para superar ese obstáculo.

Como estamos hablando del tubo digestivo la zona del cerebro que se activará es el tronco.

Desde allí, surgirán precisas órdenes a las células del tubo digestivo. Si no se consigue (caza) la presa, serán las células del hígado las que crecerán para aprovechar al máximo el escaso alimento que existe. Si la presa se ha tragado pero es demasiado grande, serán la células del esófago o del estómago las que crecerán, para poder utilizar una gran cantidad de enzimas para facilitar su paso. Si la presa se ha digerido pero no se puede eliminar, serán las células del intestino grueso las que crecerán para poder cumplir con esa función.

Como vemos, la única respuesta posible de todo el tubo digestivo ante la insatisfacción de nutrirse, será la proliferación celular que si se mantiene un tiempo generara una formación que llamamos tumor.

La metáfora psicobiologica

Lo que acabamos de describir es una respuesta biológica a una necesidad insatisfecha. Pertenece a una lógica somática que guarda relación con el período evolutivo en el cual esos órganos tuvieron origen.

En esos período la única forma que tenían era un largo tubo que se fue diferenciando en funciones específicas, hecho que sigue ocurriendo en el período humano de cualquier feto humano.

Las células fueron diferenciándose para asumir funciones que los requerimientos de la naturaleza le imponía. No existía el cerebro moderno ni el lenguaje. El soma se expresaba a través del cerebro antiguo que respondía a una lógica de percepción del estímulo de una determinada zona cerebral y luego (por repetición o inhibición) creaba una asociación (estímulo- zona cerebral- órgano) que generó los primitivos mapas cerebrales que continúan aún actuando en nuestros cerebros.

Al aparecer el cerebro moderno y el lenguaje se recategorizaron estos antiguos mapas, a la vez que aparecieron otros nuevos, que establecieron contacto con los antiguos mapas cerebrales.

Esta relación» primitivo- moderno» o «señal- símbolo» es la que permitió el traslado del significado de las necesidades biológicas a las típicas conductas humanas, generando una metáfora que comenzamos a llamar conflicto psicobiológico.

Así, los antiguos conflictos de nutrición, pasaron a convertirse (a través del lenguaje) en conflictos de poder, de insaciabilidad, de indigeribilidad, de suciedad. La proliferación del hígado podrá aparecer ante deudas económicas que la propia persona vive como una amenaza a su supervivencia, aun cuando exista suficiente alimento para comer. La proliferación de las células del esófago, se producirá ante situaciones familiares o laborales que la persona «no puede tragar». Las lesiones del intestino grueso, se generarán ante hechos por los cuales el paciente «se sienta cagado».

Toda una respuesta cualitativamente humana ante un hecho que deja de tener el monopolio psicológico y que solo desde la biología, podremos interpretar, diagnosticar y tratar.

En este concepto, debemos separar tres partes:

1) Es un programa creado por la Naturaleza: la enfermedad de ninguna manera es algo casual o un error. La Naturaleza nunca se equivoca. Las manifestaciones físicas y mentales, han sido creadas en el curso de la evolución e inscriptas en el cerebro para ser usadas ante situaciones especiales. Muchas de ellas han sido muy útiles en determinados períodos de la evolución de los seres vivos y se reactivan solamente cuando existe un conflicto biológico.

2) Surge de la interacción de todos los seres vivos: la vida es una sola. Se manifiesta en el ser humano y en los demás animales; en los árboles y en el cosmos; en todo aquello que Dios ha creado para que exista. Cuando entendemos esto, comenzamos a advertir que la posición egocéntrica del ser humano es una de las principales causas de la enfermedad. La experimentación con animales, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, además de ser una deshonra que pesa sobre toda la humanidad, manifiesta un absoluto desconocimiento de las Leyes que la naturaleza ha impuesto y que son transgredidas continuamente por el gran predador del planeta: el hombre.

3) Tiene un claro sentido biológico cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia: es necesario repetir que la Naturaleza nunca comete errores. Todo lo que hace, tiene sentido. Aunque aún no lo entendamos o aunque ese sentido nos parezca contrario a nuestra lógica humana. La enfermedad surge en el ser vivo, cuando su supervivencia se ve amenazada y se crea una situación que hace imposible una solución  a esa amenaza.

Los tres operadores fundamentales.

Antes de profundizar en estos conceptos, debemos conocer tres operadores que nos permitirán un mejor acercamiento.

El primero de ellos, es el que vamos a llamar Ley biológica y que se expresa de la siguiente manera: «Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a su fuente y se descarga allí».

Las células son fuente de tensión permanente desde la formación del huevo fecundado. Embriológicamente, la única forma que tiene la célula de descargar esa tensión, es la diferenciación, es decir su crecimiento y especialización en las distintas funciones de cada tejido y órgano. Cualquier obstáculo a ello, genera aumento en la tensión de la célula que imposibilitada en diferenciarse, seguirá creciendo indiferenciadamente; es decir, se mantendrá primitiva y sin especialización.

Cuando se supera la etapa embriológica, la tensión celular que no se descargue, tendrá otra salida, cual es la descarga psíquica. Si ella viese obstaculizada su función, el mecanismo embriológico se reactiva y solo es posible la descarga somática (el crecimiento indiferenciado).

El segundo operador que proponemos es una Ley psicológica, que se expresa así: «Todo ser vivo está obligado a buscar incesantemente, sin conseguirlo plenamente, lo que desea ser y a la vez está condenado a vivir constantemente lo que rechaza ser».

Podemos decir que esta ley está emparentada con la anterior, ya que todo lo que se rechaza (lo que no se descarga) obliga a la célula a actuar ese rechazo.

La enfermedad, según esta segunda ley, seria un intento dramático de rescatar del olvido las contradicciones fundamentales del ser humano y ponerlas a su consideración.

El tercer operador para abordar la enfermedad, es la llamada Ley Férrea del cancer o primera ley de la Nueva Medicina. Ella se expresa así: «Toda enfermedad es producida por un conflicto biológico». Aquí hay tres criterios a considerar:

Primer criterio: toda enfermedad es producida por un DHS, es decir un suceso sorpresivo, subjetivamente dramático y vivido en soledad. Este DHS o hecho desencadenante es el que va a activar los programas cerebrales de enfermedad El hecho en si, no produce la enfermedad, sino que es capaz de activar traumas irrepresentables que permanecen inconcientes para el sujeto. Son estos traumas o significantes pre-verbales los que si pueden actuar sobre las células cuya lógica de la realidad comparten.

En el segundo criterio, Hamer dice: «en el momento del DHS se instala sincrónicamente una alteración celular en un órgano y una modificación cerebral que puede observarse a través de una TAC cerebral». El suceso (DHS) que no puede ser verbalizado, activa fenotipos latentes cuyo sentido es superar un obstáculo a la supervivencia.

El conflicto biológico.

La insatisfacción de una necesidad biológica, cuyo sentido se traslada a las conductas humanas, es lo que llamamos conflicto biológico.

Las necesidades biológicas fundamentales ,es decir lo que la Naturaleza la exige a los seres vivos que aprendan a superar en el curso de la evolución, son cinco: Nutrición, Reproducción, Defensa, Sostén y Comunicación.

Tomemos una de ellas para entender el concepto de conflicto biológico. La necesidad de nutrirse implica detectar a la presa (verla, olerla, oírla) y luego cazarla. Una vez muerta, tragarla, digerirla y eliminarla (luego de aprovechar sus nutrientes). Cuando hay un obstáculo a algunos de estos pasos y ello amenaza la supervivencia del animal, se activa un programa de supervivencia para superar ese obstáculo.

Como estamos hablando del tubo digestivo la zona del cerebro que se activará es el tronco.

Desde allí, surgirán precisas órdenes a las células del tubo digestivo. Si no se consigue (caza) la presa, serán las células del hígado las que crecerán para aprovechar al máximo el escaso alimento que existe. Si la presa se ha tragado pero es demasiado grande, serán la células del esófago o del estómago las que crecerán, para poder utilizar una gran cantidad de enzimas para facilitar su paso. Si la presa se ha digerido pero no se puede eliminar, serán las células del intestino grueso las que crecerán para poder cumplir con esa función.

Como vemos, la única respuesta posible de todo el tubo digestivo ante la insatisfacción de nutrirse, será la proliferación celular que si se mantiene un tiempo generara una formación que llamamos tumor.

La metáfora psicobiologica

Lo que acabamos de describir es una respuesta biológica a una necesidad insatisfecha. Pertenece a una lógica somática que guarda relación con el período evolutivo en el cual esos órganos tuvieron origen.

En esos período la única forma que tenían era un largo tubo que se fue diferenciando en funciones específicas, hecho que sigue ocurriendo en el período humano de cualquier feto humano.

Las células fueron diferenciándose para asumir funciones que los requerimientos de la naturaleza le imponía. No existía el cerebro moderno ni el lenguaje. El soma se expresaba a través del cerebro antiguo que respondía a una lógica de percepción del estímulo de una determinada zona cerebral y luego (por repetición o inhibición) creaba una asociación (estímulo- zona cerebral- órgano) que generó los primitivos mapas cerebrales que continúan aún actuando en nuestros cerebros.

Al aparecer el cerebro moderno y el lenguaje se recategorizaron estos antiguos mapas, a la vez que aparecieron otros nuevos, que establecieron contacto con los antiguos mapas cerebrales.

Esta relación» primitivo- moderno» o «señal- símbolo» es la que permitió el traslado del significado de las necesidades biológicas a las típicas conductas humanas, generando una metáfora que comenzamos a llamar conflicto psicobiológico.

Así, los antiguos conflictos de nutrición, pasaron a convertirse (a través del lenguaje) en conflictos de poder, de insaciabilidad, de indigeribilidad, de suciedad. La proliferación del hígado podrá aparecer ante deudas económicas que la propia persona vive como una amenaza a su supervivencia, aun cuando exista suficiente alimento para comer. La proliferación de las células del esófago, se producirá ante situaciones familiares o laborales que la persona «no puede tragar». Las lesiones del intestino grueso, se generarán ante hechos por los cuales el paciente «se sienta cagado».

Toda una respuesta cualitativamente humana ante un hecho que deja de tener el monopolio psicológico y que solo desde la biología, podremos interpretar, diagnosticar y tratar.

Concebimos a la enfermedad como un programa creado por la Naturaleza, que surge de la interacción de todos los seres vivos y que tiene un claro sentido biológico, cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia.

Concebimos a la enfermedad como un programa creado por la Naturaleza, que surge de la interacción de todos los seres vivos y que tiene un claro sentido biológico, cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia.

En este concepto, para responder a la frase ¿Qué es la enfermedad? debemos separar tres partes:

1) Es un programa creado por la Naturaleza: la enfermedad de ninguna manera es algo casual o un error. La Naturaleza nunca se equivoca. Las manifestaciones físicas y mentales, han sido creadas en el curso de la evolución e inscriptas en el cerebro para ser usadas ante situaciones especiales. Muchas de ellas han sido muy útiles en determinados períodos de la evolución de los seres vivos y se reactivan solamente cuando existe un conflicto biológico.

2) Surge de la interacción de todos los seres vivos: la vida es una sola. Se manifiesta en el ser humano y en los demás animales; en los árboles y en el cosmos; en todo aquello que Dios ha creado para que exista. Cuando entendemos esto, comenzamos a advertir que la posición egocéntrica del ser humano es una de las principales causas de la enfermedad. La experimentación con animales, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, además de ser una deshonra que pesa sobre toda la humanidad, manifiesta un absoluto desconocimiento de las Leyes que la naturaleza ha impuesto y que son transgredidas continuamente por el gran predador del planeta: el hombre.

3) Tiene un claro sentido biológico cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia: es necesario repetir que la Naturaleza nunca comete errores. Todo lo que hace, tiene sentido. Aunque aún no lo entendamos o aunque ese sentido nos parezca contrario a nuestra lógica humana. La enfermedad surge en el ser vivo, cuando su supervivencia se ve amenazada y se crea una situación que hace imposible una solución  a esa amenaza.

Los tres operadores fundamentales.

Antes de profundizar en estos conceptos, debemos conocer tres operadores que nos permitirán un mejor acercamiento.

El primero de ellos, es el que vamos a llamar Ley biológica y que se expresa de la siguiente manera: «Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a su fuente y se descarga allí».

Las células son fuente de tensión permanente desde la formación del huevo fecundado. Embriológicamente, la única forma que tiene la célula de descargar esa tensión, es la diferenciación, es decir su crecimiento y especialización en las distintas funciones de cada tejido y órgano. Cualquier obstáculo a ello, genera aumento en la tensión de la célula que imposibilitada en diferenciarse, seguirá creciendo indiferenciadamente; es decir, se mantendrá primitiva y sin especialización.

Cuando se supera la etapa embriológica, la tensión celular que no se descargue, tendrá otra salida, cual es la descarga psíquica. Si ella viese obstaculizada su función, el mecanismo embriológico se reactiva y solo es posible la descarga somática (el crecimiento indiferenciado).

El segundo operador que proponemos es una Ley psicológica, que se expresa así: «Todo ser vivo está obligado a buscar incesantemente, sin conseguirlo plenamente, lo que desea ser y a la vez está condenado a vivir constantemente lo que rechaza ser».

Podemos decir que esta ley está emparentada con la anterior, ya que todo lo que se rechaza (lo que no se descarga) obliga a la célula a actuar ese rechazo.

La enfermedad, según esta segunda ley, seria un intento dramático de rescatar del olvido las contradicciones fundamentales del ser humano y ponerlas a su consideración.

El tercer operador para abordar la enfermedad, es la llamada Ley Férrea del cancer o primera ley de la Nueva Medicina. Ella se expresa así: «Toda enfermedad es producida por un conflicto biológico». Aquí hay tres criterios a considerar:

Primer criterio: toda enfermedad es producida por un DHS, es decir un suceso sorpresivo, subjetivamente dramático y vivido en soledad. Este DHS o hecho desencadenante es el que va a activar los programas cerebrales de enfermedad El hecho en si, no produce la enfermedad, sino que es capaz de activar traumas irrepresentables que permanecen inconcientes para el sujeto. Son estos traumas o significantes pre-verbales los que si pueden actuar sobre las células cuya lógica de la realidad comparten.

En el segundo criterio, Hamer dice: «en el momento del DHS se instala sincrónicamente una alteración celular en un órgano y una modificación cerebral que puede observarse a través de una TAC cerebral». El suceso (DHS) que no puede ser verbalizado, activa fenotipos latentes cuyo sentido es superar un obstáculo a la supervivencia.

El conflicto biológico.

La insatisfacción de una necesidad biológica, cuyo sentido se traslada a las conductas humanas, es lo que llamamos conflicto biológico.

Las necesidades biológicas fundamentales ,es decir lo que la Naturaleza la exige a los seres vivos que aprendan a superar en el curso de la evolución, son cinco: Nutrición, Reproducción, Defensa, Sostén y Comunicación.

Tomemos una de ellas para entender el concepto de conflicto biológico. La necesidad de nutrirse implica detectar a la presa (verla, olerla, oírla) y luego cazarla. Una vez muerta, tragarla, digerirla y eliminarla (luego de aprovechar sus nutrientes). Cuando hay un obstáculo a algunos de estos pasos y ello amenaza la supervivencia del animal, se activa un programa de supervivencia para superar ese obstáculo.

Como estamos hablando del tubo digestivo la zona del cerebro que se activará es el tronco.

Desde allí, surgirán precisas órdenes a las células del tubo digestivo. Si no se consigue (caza) la presa, serán las células del hígado las que crecerán para aprovechar al máximo el escaso alimento que existe. Si la presa se ha tragado pero es demasiado grande, serán la células del esófago o del estómago las que crecerán, para poder utilizar una gran cantidad de enzimas para facilitar su paso. Si la presa se ha digerido pero no se puede eliminar, serán las células del intestino grueso las que crecerán para poder cumplir con esa función.

Como vemos, la única respuesta posible de todo el tubo digestivo ante la insatisfacción de nutrirse, será la proliferación celular que si se mantiene un tiempo generara una formación que llamamos tumor.

La metáfora psicobiologica

Lo que acabamos de describir es una respuesta biológica a una necesidad insatisfecha. Pertenece a una lógica somática que guarda relación con el período evolutivo en el cual esos órganos tuvieron origen.

En esos período la única forma que tenían era un largo tubo que se fue diferenciando en funciones específicas, hecho que sigue ocurriendo en el período humano de cualquier feto humano.

Las células fueron diferenciándose para asumir funciones que los requerimientos de la naturaleza le imponía. No existía el cerebro moderno ni el lenguaje. El soma se expresaba a través del cerebro antiguo que respondía a una lógica de percepción del estímulo de una determinada zona cerebral y luego (por repetición o inhibición) creaba una asociación (estímulo- zona cerebral- órgano) que generó los primitivos mapas cerebrales que continúan aún actuando en nuestros cerebros.

Al aparecer el cerebro moderno y el lenguaje se recategorizaron estos antiguos mapas, a la vez que aparecieron otros nuevos, que establecieron contacto con los antiguos mapas cerebrales.

Esta relación» primitivo- moderno» o «señal- símbolo» es la que permitió el traslado del significado de las necesidades biológicas a las típicas conductas humanas, generando una metáfora que comenzamos a llamar conflicto psicobiológico.

Así, los antiguos conflictos de nutrición, pasaron a convertirse (a través del lenguaje) en conflictos de poder, de insaciabilidad, de indigeribilidad, de suciedad. La proliferación del hígado podrá aparecer ante deudas económicas que la propia persona vive como una amenaza a su supervivencia, aun cuando exista suficiente alimento para comer. La proliferación de las células del esófago, se producirá ante situaciones familiares o laborales que la persona «no puede tragar». Las lesiones del intestino grueso, se generarán ante hechos por los cuales el paciente «se sienta cagado».

Toda una respuesta cualitativamente humana ante un hecho que deja de tener el monopolio psicológico y que solo desde la biología, podremos interpretar, diagnosticar y tratar.

En este concepto, debemos separar tres partes:

1) Es un programa creado por la Naturaleza: la enfermedad de ninguna manera es algo casual o un error. La Naturaleza nunca se equivoca. Las manifestaciones físicas y mentales, han sido creadas en el curso de la evolución e inscriptas en el cerebro para ser usadas ante situaciones especiales. Muchas de ellas han sido muy útiles en determinados períodos de la evolución de los seres vivos y se reactivan solamente cuando existe un conflicto biológico.

2) Surge de la interacción de todos los seres vivos: la vida es una sola. Se manifiesta en el ser humano y en los demás animales; en los árboles y en el cosmos; en todo aquello que Dios ha creado para que exista. Cuando entendemos esto, comenzamos a advertir que la posición egocéntrica del ser humano es una de las principales causas de la enfermedad. La experimentación con animales, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, además de ser una deshonra que pesa sobre toda la humanidad, manifiesta un absoluto desconocimiento de las Leyes que la naturaleza ha impuesto y que son transgredidas continuamente por el gran predador del planeta: el hombre.

3) Tiene un claro sentido biológico cual es la superación de un obstáculo a la supervivencia: es necesario repetir que la Naturaleza nunca comete errores. Todo lo que hace, tiene sentido. Aunque aún no lo entendamos o aunque ese sentido nos parezca contrario a nuestra lógica humana. La enfermedad surge en el ser vivo, cuando su supervivencia se ve amenazada y se crea una situación que hace imposible una solución  a esa amenaza.

Los tres operadores fundamentales.

Antes de profundizar en estos conceptos, debemos conocer tres operadores que nos permitirán un mejor acercamiento.

El primero de ellos, es el que vamos a llamar Ley biológica y que se expresa de la siguiente manera: «Toda tensión celular que no se descarga adecuadamente, vuelve a su fuente y se descarga allí».

Las células son fuente de tensión permanente desde la formación del huevo fecundado. Embriológicamente, la única forma que tiene la célula de descargar esa tensión, es la diferenciación, es decir su crecimiento y especialización en las distintas funciones de cada tejido y órgano. Cualquier obstáculo a ello, genera aumento en la tensión de la célula que imposibilitada en diferenciarse, seguirá creciendo indiferenciadamente; es decir, se mantendrá primitiva y sin especialización.

Cuando se supera la etapa embriológica, la tensión celular que no se descargue, tendrá otra salida, cual es la descarga psíquica. Si ella viese obstaculizada su función, el mecanismo embriológico se reactiva y solo es posible la descarga somática (el crecimiento indiferenciado).

El segundo operador que proponemos es una Ley psicológica, que se expresa así: «Todo ser vivo está obligado a buscar incesantemente, sin conseguirlo plenamente, lo que desea ser y a la vez está condenado a vivir constantemente lo que rechaza ser».

Podemos decir que esta ley está emparentada con la anterior, ya que todo lo que se rechaza (lo que no se descarga) obliga a la célula a actuar ese rechazo.

La enfermedad, según esta segunda ley, seria un intento dramático de rescatar del olvido las contradicciones fundamentales del ser humano y ponerlas a su consideración.

El tercer operador para abordar la enfermedad, es la llamada Ley Férrea del cancer o primera ley de la Nueva Medicina. Ella se expresa así: «Toda enfermedad es producida por un conflicto biológico». Aquí hay tres criterios a considerar:

Primer criterio: toda enfermedad es producida por un DHS, es decir un suceso sorpresivo, subjetivamente dramático y vivido en soledad. Este DHS o hecho desencadenante es el que va a activar los programas cerebrales de enfermedad El hecho en si, no produce la enfermedad, sino que es capaz de activar traumas irrepresentables que permanecen inconcientes para el sujeto. Son estos traumas o significantes pre-verbales los que si pueden actuar sobre las células cuya lógica de la realidad comparten.

En el segundo criterio, Hamer dice: «en el momento del DHS se instala sincrónicamente una alteración celular en un órgano y una modificación cerebral que puede observarse a través de una TAC cerebral». El suceso (DHS) que no puede ser verbalizado, activa fenotipos latentes cuyo sentido es superar un obstáculo a la supervivencia.

El conflicto biológico.

La insatisfacción de una necesidad biológica, cuyo sentido se traslada a las conductas humanas, es lo que llamamos conflicto biológico.

Las necesidades biológicas fundamentales ,es decir lo que la Naturaleza la exige a los seres vivos que aprendan a superar en el curso de la evolución, son cinco: Nutrición, Reproducción, Defensa, Sostén y Comunicación.

Tomemos una de ellas para entender el concepto de conflicto biológico. La necesidad de nutrirse implica detectar a la presa (verla, olerla, oírla) y luego cazarla. Una vez muerta, tragarla, digerirla y eliminarla (luego de aprovechar sus nutrientes). Cuando hay un obstáculo a algunos de estos pasos y ello amenaza la supervivencia del animal, se activa un programa de supervivencia para superar ese obstáculo.

Como estamos hablando del tubo digestivo la zona del cerebro que se activará es el tronco.

Desde allí, surgirán precisas órdenes a las células del tubo digestivo. Si no se consigue (caza) la presa, serán las células del hígado las que crecerán para aprovechar al máximo el escaso alimento que existe. Si la presa se ha tragado pero es demasiado grande, serán la células del esófago o del estómago las que crecerán, para poder utilizar una gran cantidad de enzimas para facilitar su paso. Si la presa se ha digerido pero no se puede eliminar, serán las células del intestino grueso las que crecerán para poder cumplir con esa función.

Como vemos, la única respuesta posible de todo el tubo digestivo ante la insatisfacción de nutrirse, será la proliferación celular que si se mantiene un tiempo generara una formación que llamamos tumor.

La metáfora psicobiologica

Lo que acabamos de describir es una respuesta biológica a una necesidad insatisfecha. Pertenece a una lógica somática que guarda relación con el período evolutivo en el cual esos órganos tuvieron origen.

En esos período la única forma que tenían era un largo tubo que se fue diferenciando en funciones específicas, hecho que sigue ocurriendo en el período humano de cualquier feto humano.

Las células fueron diferenciándose para asumir funciones que los requerimientos de la naturaleza le imponía. No existía el cerebro moderno ni el lenguaje. El soma se expresaba a través del cerebro antiguo que respondía a una lógica de percepción del estímulo de una determinada zona cerebral y luego (por repetición o inhibición) creaba una asociación (estímulo- zona cerebral- órgano) que generó los primitivos mapas cerebrales que continúan aún actuando en nuestros cerebros.

Al aparecer el cerebro moderno y el lenguaje se recategorizaron estos antiguos mapas, a la vez que aparecieron otros nuevos, que establecieron contacto con los antiguos mapas cerebrales.

Esta relación» primitivo- moderno» o «señal- símbolo» es la que permitió el traslado del significado de las necesidades biológicas a las típicas conductas humanas, generando una metáfora que comenzamos a llamar conflicto psicobiológico.

Así, los antiguos conflictos de nutrición, pasaron a convertirse (a través del lenguaje) en conflictos de poder, de insaciabilidad, de indigeribilidad, de suciedad. La proliferación del hígado podrá aparecer ante deudas económicas que la propia persona vive como una amenaza a su supervivencia, aun cuando exista suficiente alimento para comer. La proliferación de las células del esófago, se producirá ante situaciones familiares o laborales que la persona «no puede tragar». Las lesiones del intestino grueso, se generarán ante hechos por los cuales el paciente «se sienta cagado».

Toda una respuesta cualitativamente humana ante un hecho que deja de tener el monopolio psicológico y que solo desde la biología, podremos interpretar, diagnosticar y tratar.

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